CAPÍTULO V. UN PAIS INVISIBLE. ESCENARIOS INDEPENDIENTES: AUTOGESTIÓN, COLECTIVOS, COOPERATIVAS, MICROEMPRESAS Y CULTURA ALTERNATIVA.
Después de Avandaro, la cultura del Rock en México quedó tristemente relegada a la clandestinidad. A partir de ahí nació escena subterránea que respondía a los justos reclamos de una juventud ávida de “servicios culturales” que respondieran a sus necesidades de recreo y distracción.
La escena independiente, sobre todo en la ciudad de México, se convirtió rápidamente en la única alternativa para el desarrollo de la cultura del rock. Poco a poco y con muchos esfuerzos esa escena alternativa se fue dignificando en la lucha por ocupar un lugar propio dentro del ámbito cultural formal.
Así, pues en esta lucha por emerger del subterráneo, la cultura Rock creó una verdadera industria independiente que con pocos recursos y mucho entusiasmo creaba sus propios servicios, bienes y espacios (discos, bandas, bares..). Fue hasta que las grandes industrias productoras se dieron cuenta del potencial de los productos de la industria independiente (bandas sobre todo) que el estigma impreso sobre la cultura del Rock comenzó a desvanecerse.
Hoy día la escena independiente continúa pugnando por espacios propios en donde desarrollarse libremente. Los grupos de rock indígena son un ejemplo de que lucha por la dignificación de la cultura del Rock continua.
El Estado debe procurar la adecuada promoción de propuestas independientes que respondan a las necesidades de consumo y desarrollo cultural de la sociedad, en vez de ignorarlas o reprimirlas.
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CAPÍTULO VI. DILEMAS DEL ESTADO CULTURAL
La constante ineptitud de las políticas de Estado en lo referente a la producción editorial ha mermado considerablemente la calidad de esta. Para el Estado todo discurso que esté en contra de sus políticas es tachado o ignorado en pro de una aparente estabilidad.
Esta lamentable situación propicia el anti intelectualismo e inhibe la posibilidad de que la sociedad pueda tener un fácil acceso a discursos serios de crítica profundo.
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CAPÍTULO VII. LAS INDUSTRIAS CULTURALES EN MÉXICO
A raíz del demostrado valor económico de las actividades creativas, las denominadas "industrias culturales" se han revelado como "motores de crecimiento y de desarrollo económico" (192) que, a la sazón de generar empleos, promover las inversiones y desarrollar el comercio, permiten a un país competir en el ámbito comercial internacional.
Es un hecho que las actividades culturales representan en muchos países un sector económico independiente; México es un ejemplo también.
Al mismo tiempo, la producción de bienes y servicios culturales por parte de industrias culturales, cuyo principal insumo es la actividad creadora de artistas y artesanos, representa una parte esencial del sector económico de la cultura.
Aunque Cabe destacar que dentro del sector económico cultural se encuentran también actividades de menor alcance productivo que el de las industrias culturales
En resumen, la producción cultural posee gran potencial para el crecimiento económico, intelectual, afectivo, moral, espiritual de una sociedad.
En el caso de México, la contribución económica de las industrias culturales se ha visto mermada en muchos aspectos por la falta de una adecuada política cultural que norme, proteja y promueva la producción y distribución de los bienes y servicios culturales de acurdo realidad cultural de país.
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